martes, 11 de diciembre de 2012

La batalla de las plataformas Smart: déjà vu


El mercado de la electrónica de consumo parece responder desde hace varios años, a la exigencia de los consumidores que buscan aumentar su productividad y personalizar su entretenimiento; lo que el marketing resumió en la palabra Smart: dispositivo con infinidad de funciones, interfaces tan versátiles como una pantalla táctil, reproductores de audio y video, (múltiples) cámaras digitales, internet y GPS. Pero principalmente,  personalizable a través de aplicaciones. Son ellas las que dan vida a todas las demás características, combinando su utilidad con ideas innovadoras.
El talento para desarrollar e implementar esas ideas alimentan a dichas plataformas; si no fuera por el más de medio millón de aplicaciones disponibles para iPhone, su base de usuarios sería mucho más reducida: ¿por qué pagar U$S 200 por un iPhone 4 con contrató de dos años en lugar del último HTC que las prestadoras (carriers) entregan gratis con el mismo plan?
Para permitir la oferta de aplicaciones de calidad más allá del talento y la experiencia de los desarrolladores y la originalidad de las ideas, es necesaria una plataforma que provea las herramientas adecuadas para combinar las funciones que brinda el dispositivo de forma sencilla y reusable. También, es deseable contar con la implementación de los casos de uso y requerimientos técnicos más comunes, pero en el peor de los casos la comunidad se encargará de resolver este punto; prueba inmediata de ello es la más reciente iniciativa Open Source de FDV SolutionsTangoTV.
Los aspectos que entran en juego ya son bien conocidos, los fabricantes en su lucha por dominar el mercado deben tomar un compromiso entre la madurez y la agilidad de sus plataformas. El primero en llegar al mercado captará la atención de los medios y el envión de los early adopters, probablemente descuidando aspectos de calidad que no pasarán desapercibidos con la adopción masiva, pero que habrá oportunidad de remediar en futuras versiones. Aquel que se oriente más a la madurez llegará tarde y logrará probablemente, un crecimiento más lento pero con un mayor engagement, además de la discutida mejor recepción de los desarrolladores.
El combo se completa con la exclusividad de las plataformas. El fabricante busca proteger su inversión en la plataforma y una de las estrategias utilizadas es hacerla cerrada: la vieja fórmula de atar el software al hardware; “si te gusta mi hardware tenés que usar mi software y viceversa”. Este modelo rigió las PCs hasta la llegada de la compatibilidad, de la mano de sistemas operativos basados en núcleos con interfaz hacia distintos módulos de hardware específicos o drivers. La fórmula de la compatibilidad puede no funcionar tan bien para los fabricantes de hardware que pierden la ventaja que les trae su software propietario y deben afrontar el costo adicional de ofrecer soporte a los requerimientos de la plataforma.
Sin embargo, esta batalla ya se libró en el pasado y Google parece haberlo entendido bien; la prueba es Android: el sistema operativo para smartphonestablets y todo lo demás que está creciendo enormemente en popularidad. Google no tiene ataduras con fabricantes de hardware, busca ofrecer el mejor producto a sus seguidores y tras formar una base de usuarios increíblemente activa y masiva, obligar a los fabricantes a adaptarse a sus lineamientos. En distintas condiciones se encuentra Samsung, que cada vez que puede sigue optando por la estrategia cerrada, en sus teléfonos touchscreen de baja gama con su sistema Bada, y en sus Smart TVs con su desfasado browser Maple.
Por el momento la estrategia de ser el primero está funcionando para Samsung que lidera el segmento de Smart TVs, dado que su plataforma viene preinstalada en los televisores de alta gama de sus últimas cuatro líneas. Con cada línea se han incorporado funcionalidades pero la madurez del browser incorporado no mejora, aunque esa discusión merece su propio post. Es difícil especular quiénes triunfarán a largo plazo en este mercado de infinitos actores cada uno con sus fortalezas y debilidades, pero definitivamente es vital que la rentabilidad vaya de la mano de la calidad y la mejor experiencia de usuario, sumado a que todos los actores del mercado lleven cuenta de las experiencias del pasado para no tropezar dos veces con la misma piedra. Tal vez, compartir la torta no es mala idea si nos permite que sea más grande y rica.
Esteban Invernizzi

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